domingo, 5 de junio de 2011

Reportando

Vino antes de lo pactado "porque quería verte un rato sola", me ayudó a ordenar y musicalizó el ambiente con una canción más perfecta que la otra.
Llegaron mis amigos y él se movió como uno más pero al mismo tiempo respetando que no estaba con sus amigos.
A la hora de comer se sentó al lado mío y me acarició casi sin parar, sin que yo se lo pida; me encanta que le surja la necesidad de tocarme solamente porque le gusta.
Me sentí contenida, deseada (me susurraba cosas lindas al oído que me hacían estremecer) y sobretodo querida.
Se fue temprano. Tenía que juntarse con otras personas y compartir el sábado con su gente. No me molestó, no me sentí mal, no lo extrañé... todo el tiempo que me tuvo me dio tanto que sobra para tirar hasta el próximo encuentro.

Lástima que horas más tarde pibito me llamó y volvió a desestabilizar la hermosa y perfecta diégesis construida.

Pero que conste, ya no se siente como antes.

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