miércoles, 24 de agosto de 2011

Vieron cuando te pica mucho el pie, te rascás y parece que te vas a morir de placer?

Llega a un punto donde la picazón disminuye pero se siente tan bien que uno sigue y sigue hasta que empieza a doler tanto que el placer muta en un ardor insoportable.

Por alguna extraña razón, no somos capaces de conformarnos con ese pequeño instante de bienestar absoluto y sólo somos conscientes de él cuando el sufrimiento nos invadió por completo.

Una de las cosas más difíciles en esta vida es, justamente, saber cuándo dejar de rascarnos para que el deleite perdure lo más posible sin contaminarse por las consecuencias de forzar sus límites.

4 comentarios:

  1. Perfecta analogía. No hay más que decir...

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  2. Curioso simbolo pero interesante. La objeción es que si uno dejara de rescarse, la molestia que lo hizo necesario continuaría. Y sería una molestia. Tal vez pueda llegarse a la concluccion de que la satisfación es efimera.

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  3. Hola. Una interesante analogía; a veces sucede que al rascarse no disminuye la picazón sino que aumenta y no podemos evitar rascarnos más. Ahora opino que hay que rascarse lo más que se pueda para sentir placer, porque puede llegar un momento en el que nunca más sintamos picazón en el pie y aunque nos rasquemos muy probablemente no sentiremos ese mismo placer. Como dice Neil Young: "Es mejor incendiarse que oxidarse".

    Saludos, que tengas excelente día.

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