He aquí el mejor capítulo de la séptima temporada. Uno de los mejores capítulos de la serie. Emotivo, cómico, triste, nostálgico y todo en su justa medida.
Llegó el día en que todos en Dunder Mifflin se sienten como Michael siempre soñó: una familia.
La trama principal se basa en Michael planificando la proposición de matrimonio a Holly; sus locas ideas (como querer escribirselo con fuego en el estacionamiento) llevan a el grupo de los más "equilibrados": Jim, Pam, Ryan y Oscar, a juntarse en la sala de reuniones a ayudarlo a pensar en cómo hacerlo
Abajo, en el depósito, toma lugar la venta de garage de la oficina y podemos ver a un Dwight muy habilidoso en el ejercicio del trueque y a un Jim más habilidoso aún en hacerle bromas. Todo lo que sucede ahí abajo aporta la cuota justa de humor para que, con todo lo emocional que sucede arriba, no nos olvidemos que ésto es una comedia.
Holly decide volverse a Colorado por problemas familiares y le pide a Michael que la acompañe mientras le sugiere casamiento. Michael huye despavorido y de ahí una de las mejores frases del episodio:
"No, I am not going to be proposed to in the break room! That is not going to be our story. Shoulda burned this place down when I had a chance!"
Todo lo que sigue nos lleva al final, el momento de la fotografía de arriba, cuando Michael le propone casamiento a Holly, convirtiéndolo en uno de las mejores, sino la mejor, escena de proposición en toda la televisión moderna.
Comienza con un recorrido por las instalaciones de la oficina donde Michael le recuerda a Holly (y a nosotros) todos los momentos importantes en su relación (increíble cuando le dice que en esa habitación tuvo el día más feliz de su vida porque fue donde Toby le avisó que se iba a Costa Rica) y deja en claro lo importante que fue ese lugar en sus vidas. Luego abre una puerta que descubre a todos los compañeros de trabajo cargando velas y haciéndole la gran pregunta (excusa para que Michael pueda tirar desopilantes frases), para que, finalmente, entren al anexo y Holly se sorprenda con cientos de velas. Para entonces, tanto Michael, Holly, los demás y nosotros, lloramos a mares. Michael se arodilla, el humo de las velas activa el detector incendios largando agua en forma de lluvia y aparece por fin la proposición (imitando la voz de Yoda).
Los guionistas no nos dejan disfrutar de tal escena más de 10 segundos, en los que Michael, luego de recibir el sí y festejar con sus amigos, demuestra que tiene el corazón más grande, incluso, que su insensatez y transmite la decisión de dejarlo todo para irse con Holly a Colorado. Es ahí cuando las lágrimas caen pero de tristeza.
Este podría haber sido el último caoítulo de Michael Scott y me hubiera quedado contenta. Perfecto, en todo sentido.
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