Y sintiéndome usada, una pelotuda y la mina más hija de puta, lo llamé llorando a las 5 de la mañana. Capaz con tanto llanto no me entendió nada, o estaba dormido, o simplemente, como él dice, me quiere, y en vez de pensar en lo que le puede doler, prefiere estar ahí, pidiéndome que respire hondo y repitiéndome que me adora.